Sin categorizar

Cuando nos preguntan por nuestras competencias para generar entornos seguros y de participación con niños, niñas y adolescentes, solemos mencionar con cierto “orgullo” nuestra capacidad para ESCUCHAR. De hecho, suele ser una de las que nos puntuamos más alto a nosotras mismas.

Siendo así, cuando “rascamos” un poco más con las propias personas adultas (padres, madres, profesorado, personal educativo diverso…) éstas llegan a la conclusión de que quizás no es tanta la escucha real como la deseada.

Cuando les preguntamos a la Infancia y Adolescencia nos confirman esta última idea. A veces, de primeras, ya nos dejan claro que no les escuchamos tanto. Y, otras veces, aunque en un primer momento valoran una escucha “pasable”, cuando abordamos toda la dimensión de la escucha nos dicen que realmente no se sienten tan escuchadas.

Quizás podríamos hacernos algunas preguntas:

  • ¿Qué es escuchar realmente? ¿Hasta dónde llega la escucha?
  • ¿Qué factores sociales, familiares, organizacionales, personales ayudan o perjudican la comunicación y, especialmente la escucha a la Infancia y Adolescencia?
  • ¿Cómo practicamos la escucha a nivel cotidiano y de forma específica?
  • ¿Les escuchamos en todo o sólo en lo que nos interesa escuchar?
  • ¿A qué nivel nuestras propuestas, nuestras actividades, metodologías, actitudes, habilidades, conductas … facilitan la escucha o no?
  • ¿Tenemos formatos individuales y grupales específicos para la escucha además de lo cotidiano?
  • ¿Tenemos estructuras, órganos, formatos de participación infantil y adolescente que ayuden a la escucha?
  • ¿Hemos preguntado a los niños, niñas y adolescentes su valoración sobre nuestro grado de escucha? ¿Sus ideas de lo que hacemos ajustadamente y sus propuestas de cambios para lo que no está tan ajustado?
  • ¿Englobamos la escucha como un elemento fundamental de nuestro enfoque de Derechos de la Infancia y modelo de Entornos Seguros?
  • ¿Hacemos una escucha desde un modelo de comunicación respetuosa o entramos sin ser conscientes en una comunicación violenta?

Os animamos a plantearos algunas de estas preguntas e ir dando respuestas. Desde el programa Tratuon (Fundación EDE y Bidegintza Cooperativa)  vamos realizando diferentes propuestas de sensibilización, formación y asesoramiento  en Entornos Seguros así como diseñando herramientas y opciones pedagógicas para evaluar la escucha y poner en marcha algunas estrategias. Pasando por la reflexión de qué entendemos por participación y escucha (personas adultas y menores de edad), el análisis del grado de escucha que hacemos y el plan de mejora con diferentes opciones.

Compartimos en la infografía adjunta algunas conclusiones de las reflexiones de entidades, agentes, niñas y niños sobre las características de una “mejor escucha”

  • Con formación en ella por parte de las personas adultas
  • Por diferentes canales y facilitadores
  • Condición indispensable para toda Participación
  • Grupal e individual
  • Cotidiana y con espacios específicos
  • De opiniones, necesidades, propuestas y emociones
  • Dentro de una sensibilización, formación y asesoramiento
  • Honesta.
  • Con tiempo suficiente.

“A veces nos decís que nos escucháis y no lo hacéis. A veces decís que nos escucháis pero estáis a otra cosa. A veces nos decís que nos escucháis pero estáis ya preparando la respuesta que más os conviene a vosotros. A veces nos decís que nos escucháis pero luego hacéis lo que queréis. Y LO PEOR es que a veces nos decís que nos escucháis y nos MENTÍS” (Adolescentes dentro de la Campaña Buentratarte de Bidegintza)

EQUIPO TRATU ON